Pantuflas. Pantuflas. Pantuflas. Ahora sólo pienso en mis pantuflas. Mi esposo lleva semanas fuera de la ciudad y yo no me acostumbro a su ausencia; le propuse que yo me encargaría de nuestro negocio mientras él estaba de viaje, de esa manera me mantendría ocupada y los días sin él pasarían menos eternos. Creo que fallé.
Pago al taxista, cruzo la banqueta para llegar a casa. Mari me recibe en la puerta con su bebé en brazos. Me sonríe. ¿Le sirvo de cenar señora? me pregunta al mismo tiempo que yo descalzo mis tacones, no tengo ánimos Mari, gracias pero sentarme en el comedor para doce sin él me haría extrañarlo más.
Los ojos se me cierran. Tomo los tacones y subo las escaleras. Pienso en los pedidos, los balances, los cortes atrasados. Llamaré a mi esposo. No, yo puedo sola y además no debo importunarlo. Ay, mi sponsus, ojalá volvieras de ese viaje. Voy a darle un besito a nuestro bebé. Necesito darme un baño.
Si Mari adelante, le digo a la muchacha quien toca la puerta de mi cuarto. Seño olvidé decirle que el señor llamó en la tarde, me platica Mari muy risueña, -dijo él que mañana estaría de vuelta, preguntó por el bebé y por usté- Mi cara se iluminó, pude sentirlo. Que bueno oír eso Mari, mañana preparas la comida favorita de mi esposo, por favor. Y tu niño Mari ¿ya lo dormiste? Hasta ahorita pegó los párpados seño, hasta parece que nomás la estaba esperando a usté. Y ¿cómo se portó mi chiquito? Como un ángel seño; su bebé comió completita la papilla y se quedó bien dormidito desde temprano. Gracias Mari, se que cuidas a mi bebé como si fuera el tuyo; pero ya vete a descansar, hasta mañana.
Di un par de vueltas en la cama y no conseguí el sueño. Un par de pastillas quizá, clonasepán, tafil, diasepán, acomodarme bocabajo y nada. Me siento sin fuerzas pero no puedo dormir, así que camino al cuarto de mi bebito, quiero decirle buenas noches otra vez, él duerme, su pechito se llena de aire, parece un muñeco, es tan frágil. Me recuerda a mi esposo, él no ha disfrutado de nuestro hijo por tanto trabajo. Los bebés crecen muy rápido, siempre le digo, un día de estos no lo vas a reconocer y todo por tanto trabajo. Pero no debo quejarme, Dios me puede castigar, después de todo gracias a nuestras sucursales fuera de la ciudad, nada nos falta.
Tomo al niño en mis brazos, le beso la frente, parece un duraznito. Lo llevo a mi habitación. Me acomodo de lado en mi cama junto a mi bebé, lo arropo muy bien, mi cuarto siempre es más frío y no quiero que se me vaya a enfermar. Repaso los pendientes, al mismo tiempo que acaricio la carita de mi querubín; lo miro y sonrío. Pensar que mi esposo esté aquí para mañana. . . y mis bostezos anticipan mi descanso. Mi esposo se pondrá feliz de ver como ha crecido este chiquito.
Pago al taxista, cruzo la banqueta para llegar a casa. Mari me recibe en la puerta con su bebé en brazos. Me sonríe. ¿Le sirvo de cenar señora? me pregunta al mismo tiempo que yo descalzo mis tacones, no tengo ánimos Mari, gracias pero sentarme en el comedor para doce sin él me haría extrañarlo más.
Los ojos se me cierran. Tomo los tacones y subo las escaleras. Pienso en los pedidos, los balances, los cortes atrasados. Llamaré a mi esposo. No, yo puedo sola y además no debo importunarlo. Ay, mi sponsus, ojalá volvieras de ese viaje. Voy a darle un besito a nuestro bebé. Necesito darme un baño.
Si Mari adelante, le digo a la muchacha quien toca la puerta de mi cuarto. Seño olvidé decirle que el señor llamó en la tarde, me platica Mari muy risueña, -dijo él que mañana estaría de vuelta, preguntó por el bebé y por usté- Mi cara se iluminó, pude sentirlo. Que bueno oír eso Mari, mañana preparas la comida favorita de mi esposo, por favor. Y tu niño Mari ¿ya lo dormiste? Hasta ahorita pegó los párpados seño, hasta parece que nomás la estaba esperando a usté. Y ¿cómo se portó mi chiquito? Como un ángel seño; su bebé comió completita la papilla y se quedó bien dormidito desde temprano. Gracias Mari, se que cuidas a mi bebé como si fuera el tuyo; pero ya vete a descansar, hasta mañana.
Di un par de vueltas en la cama y no conseguí el sueño. Un par de pastillas quizá, clonasepán, tafil, diasepán, acomodarme bocabajo y nada. Me siento sin fuerzas pero no puedo dormir, así que camino al cuarto de mi bebito, quiero decirle buenas noches otra vez, él duerme, su pechito se llena de aire, parece un muñeco, es tan frágil. Me recuerda a mi esposo, él no ha disfrutado de nuestro hijo por tanto trabajo. Los bebés crecen muy rápido, siempre le digo, un día de estos no lo vas a reconocer y todo por tanto trabajo. Pero no debo quejarme, Dios me puede castigar, después de todo gracias a nuestras sucursales fuera de la ciudad, nada nos falta.
Tomo al niño en mis brazos, le beso la frente, parece un duraznito. Lo llevo a mi habitación. Me acomodo de lado en mi cama junto a mi bebé, lo arropo muy bien, mi cuarto siempre es más frío y no quiero que se me vaya a enfermar. Repaso los pendientes, al mismo tiempo que acaricio la carita de mi querubín; lo miro y sonrío. Pensar que mi esposo esté aquí para mañana. . . y mis bostezos anticipan mi descanso. Mi esposo se pondrá feliz de ver como ha crecido este chiquito.
Luego la ventana, el niño, los balances, mi esposo, mañana, de nuevo la ventana el único punto por donde se cuela una luz opaca…
Me despierta el calor del sol.. Necesito levantarme, no sé si mi esposo llegará temprano. No me gustaría recibirlo así, en estas fachas, después de tanto tiempo sin verlo. Estoy con la cara pegada a la almohada, un hilo de baba me une a ella. Escucho la tranquilidad de la casa, unos pajarillos en la ventana. Bocabajo…
Bocabajo, repito, y la idea me congela el cuerpo. ¡Bocabajo! No puedo recordar si antes de dormir llevé a mi bebé a su cuarto.
Me despierta el calor del sol.. Necesito levantarme, no sé si mi esposo llegará temprano. No me gustaría recibirlo así, en estas fachas, después de tanto tiempo sin verlo. Estoy con la cara pegada a la almohada, un hilo de baba me une a ella. Escucho la tranquilidad de la casa, unos pajarillos en la ventana. Bocabajo…
Bocabajo, repito, y la idea me congela el cuerpo. ¡Bocabajo! No puedo recordar si antes de dormir llevé a mi bebé a su cuarto.
No me despertó en toda la noche.
Me siento fría, no quiero pensar.
Busco con los ojos en la cama king-size, nada. Tocan la puerta, es Mari, le pido que pase, no puedo moverme estoy congelada. Ella trae un bebé en brazos, lanzo la pregunta esperando un rotundo sí ¿es mi niño Mari? No señora, y no está en su cunero, me preocupé y vine corriendo para acá.
Levanto mi torpe cuerpo, allí a un lado de mis sábanas está él; yo grito como si me estuvieran arrancando la piel. ¡Lo maté Mari! ahí está su cuerpecito mira no respira ¡Maté a mi bebé, me repito una y mil veces! No quiero ver. Qué sufrimiento. Mari, dime que es un mal sueño y voy a despertar con mi chiquito sano y alegre. ¡Mari ¿Por qué?! mi bebé está muerto, yo lo maté. Y mis gritos provocan el llanto del bebé de Mari. Cállalo Mari, ¡cállalo!
Levanto mi torpe cuerpo, allí a un lado de mis sábanas está él; yo grito como si me estuvieran arrancando la piel. ¡Lo maté Mari! ahí está su cuerpecito mira no respira ¡Maté a mi bebé, me repito una y mil veces! No quiero ver. Qué sufrimiento. Mari, dime que es un mal sueño y voy a despertar con mi chiquito sano y alegre. ¡Mari ¿Por qué?! mi bebé está muerto, yo lo maté. Y mis gritos provocan el llanto del bebé de Mari. Cállalo Mari, ¡cállalo!
Dios mío Mari, mi esposo está por llegar, cómo voy a decírselo. Me arranco los cabellos y evito mirar. Mari se queda con los ojos redondos de tan abiertos, cristalizados. Se queda paralizada, mirando a ningún lado. Sé que a ella también le duele lo que yo estoy sintiendo, sé que le duele esta muerte igual que a mi. Ella convivía con mi niño todo el día; Mari se ocupaba de mi bebé y el suyo, estaba muy encariñada. ¡Mari ¿Por qué?! Le pregunto a gritos a la pobre muchacha que se encuentra tan sorprendida y asustada como yo, tanto que no ha tratado de consolarme. Me tiende los brazos junto con su bebé, me lo entrega y la envidio por tenerlo a salvo. Se dirige a mi cama, busca con las manos y al descubrirlo frío, azul, no puede evitarlo voltea la cara y se le escapan las lágrimas. Luego, en la sábana envuelve el cuerpecito, lo aprieta contra sí, lo aprieta contra su pecho y le llora, yo sólo la miro, no puedo creer lo que está pasando, me niego a creerlo. De pronto dice: Es mi bebé y llora, y grita ¡es mi bebé el que ha muerto!
Ambas sabemos que no. Ella sale del cuarto sin mirarme, qué harás con él Mari. Gira la cabeza y me mira inundada, fijamente.
No fue fácil tomar esa decisión. Cubrimos muy bien el huequito en el patio. -Nadie nunca lo sabrá Mari, prométemelo. Yo cuidaré a tu bebé como si fuera el mío, tendrá dos mamás. Yo sonrío nerviosa. Ella no dice nada, no responde sólo se dedica a rezar el rosario que lleva entre sus manos.
El sol se ha puesto, el tiempo sigue caminando a él no le interesa mi tragedia. La cena lista. Mi esposo está por llegar; todo debe parecer normal. Él Entra sonriendo cargando su maletín, lo arroja para abrazarnos a mí y al niño. Mi amor, me dice, me besa y me abraza y besa al bebé. ¿Cómo estás? pregunta y se despegan un poco mis pies del suelo. Recibo los abrazos y me aferro a él. ¿Qué pasa mi corazón? me pregunta -oye me iré de viaje más seguido- me dice juguetón, ignorando que su único hijo yace en el patio junto a mis flores.
Pasamos al comedor o, ¿vas a tomar un baño primero? le pregunto sin mirarlo. ¡Un baño! dice él mientras va subiendo las escaleras.
¡Mari! ya está todo listo para cenar ¡Mari! Insisto, no hay respuesta. Me dirijo al cuarto de servicio. Me sorprendo al encontrarlo totalmente vacío. No está su ropa. Nada. Tan sólo una nota sobre la cama:
Seño:
Me voy. Prefiero eso. No le diga nada al señor. Dígale que me regresé con mi familia al pueblo. Dígale que estoy bien estará más tranquilo. No le diga que mi niño se me murió.
No fue fácil tomar esa decisión. Cubrimos muy bien el huequito en el patio. -Nadie nunca lo sabrá Mari, prométemelo. Yo cuidaré a tu bebé como si fuera el mío, tendrá dos mamás. Yo sonrío nerviosa. Ella no dice nada, no responde sólo se dedica a rezar el rosario que lleva entre sus manos.
El sol se ha puesto, el tiempo sigue caminando a él no le interesa mi tragedia. La cena lista. Mi esposo está por llegar; todo debe parecer normal. Él Entra sonriendo cargando su maletín, lo arroja para abrazarnos a mí y al niño. Mi amor, me dice, me besa y me abraza y besa al bebé. ¿Cómo estás? pregunta y se despegan un poco mis pies del suelo. Recibo los abrazos y me aferro a él. ¿Qué pasa mi corazón? me pregunta -oye me iré de viaje más seguido- me dice juguetón, ignorando que su único hijo yace en el patio junto a mis flores.
Pasamos al comedor o, ¿vas a tomar un baño primero? le pregunto sin mirarlo. ¡Un baño! dice él mientras va subiendo las escaleras.
¡Mari! ya está todo listo para cenar ¡Mari! Insisto, no hay respuesta. Me dirijo al cuarto de servicio. Me sorprendo al encontrarlo totalmente vacío. No está su ropa. Nada. Tan sólo una nota sobre la cama:
Seño:
Me voy. Prefiero eso. No le diga nada al señor. Dígale que me regresé con mi familia al pueblo. Dígale que estoy bien estará más tranquilo. No le diga que mi niño se me murió.
Sufriría lo mismo.
Mari.
Mari.
6 comentarios:
¡Me encantó!
lo recomendé en mi flog ;)
un beso nena tramumada y pretenciosa jajaja (ok, fué solo un juego sarcástico porque N O E S C I E R T O, ok?)
bye!
Marilyn!
Dí con tu blog, creo que me lo habías pasado antes, pero no tuve la oportunidad de checarlo, una disculpa por eso.
Sabes llegaron cambios muy radicales, que ya te darás cuenta, espero entres a la facu para platicar coko antes.
Te extraño niña!
Con respecto a tu blog, em encantó la manera como describes, como te expresas en un lenguaje envolvente.
Cuidate de ti Marilyn.
Cuidarme de mi???
si, ya lo sé
ay David jajjajajaja
qué bueno lo de los cambios en tu vida
platicamos pronto espero,
gracias por el comentario
cuidate
Hilda amiga
gracias por el "reiting" que me das, luego hablamos de tu comisión nena...
te quiero, tú eres una amiga
a la que quiero hacer comadre en unos años más y no a cualquiera heeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
cuidate
y nos vemos en clase
en esa divertida y diversa fauna
Mayiyinita!!!
gracias codazona!!!
yo tambien te quiero mucho y tmb te quiero de comis comis...;) ... por selectivas nos seleccionamos jajaja
no se que sería de mí en la anormal si no estuvieras conmigoooo!!!
bueno ya... mucha cursilería...
un beso codazoni
te veo en unas horitas ;)
Marylin!!
Me gusto mucho...fue algo triste la historia, pero al final tuvo ese sentido burlistico que le podemos dar los mexicanos a las cosas que suelen pasar en la vida cotidiana, en fin sabes que te quiero ^^
te veo en la superior!!!
Publicar un comentario